La religión entiende a Dios no como un ser
sino como una entidad o fuerza presente en todos los tiempos y capaz de todo,
perteneciente a todos los lugares, para el entendimiento humano nos referimos a
él cómo una figura humana iluminadora, esto simplifica la visión global de lo
que representa, presentándola ante nuestro grupo religioso como un símbolo de
esperanza que permite el equilibrio perfecto de la naturaleza al formar la
vida.
A esta energía debemos la armonía de cada
día, es lo que existirá siempre y lo que siempre existió, por esto se le da el mérito
de crear la vida, las estrellas, el todo, en un sentido literal, puesto que es
este ser superior quien une y coordina los elementos en forma armónica para que
la creación pueda existir.
Nos permite encontrar paz, es una guía que nos
permite usar nuestra propia razón sin la guía de otra persona para enfrentarnos
al mundo que nos rodea, conocerlo, entenderlo y disfrutarlo. Este ser ilumina
al mundo, en un sentido figurado, nos aporta decisión y valor para pensar sin
ayuda ajena, libera nuestra mente, es calma y es serenidad, lo mismo que nos
espera al terminar nuestro viaje de vida y unirnos a él en el infinito.
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